Someter un teléfono a sobrecalentamiento es una amenaza para su longevidad y funcionalidad, con especial daño a la batería. Cuanto más frecuentemente se exponga un teléfono a temperaturas excesivamente altas, más dañará su salud a largo plazo. Si bien puede parecer que funciona normalmente a corto plazo, con el tiempo, el sobrecalentamiento frecuente disminuirá su capacidad de carga máxima. En los últimos años, un problema particular se ha vuelto cada vez más importante.
Sin embargo, el lanzamiento del iPhone 14 Pro marcó un punto de inflexión en este tema. Desde entonces, se ha desarrollado una fijación generalizada con respecto a la salud de estas baterías. Con el lanzamiento del iPhone 15, Apple introdujo un controlador que permite a los usuarios controlar la cantidad de ciclos de carga por los que pasa cada batería.
Por ejemplo, el uso de carga inalámbrica, específicamente Qi (no Qi 2 o MagSafe), puede aumentar la temperatura y solo tiene un 50% de eficiencia energética. Otro ejemplo es el uso de la carga rápida cuando su conveniencia es innecesaria.
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